Partimos de la casa de té de Jazi Jaya en busca del Paso de Echizen Togue, único tramo de la ruta en subida, pues a partir de aquí se inicia el descenso hacia Koguchi, uno de los tramos más bonitos de la Kumano Kodo. En muchos tramos, centenares de escalones tallados en piedra aseguran el paso de los peregrinos de este milenario camino.
Se suba por donde se suba, la temporada oficial del Fuji (de julio a septiembre) abre la veda de caza de esta hermosa montaña, asediada por miles de personas diariamente. Se impone pues aceptar esta realidad e intentar comprenderla; para los cientos de turistas japoneses que nos acompañarán, esta ascensión tiene grandes connotaciones espirituales. Asumiendo de antemano estas circunstancias, la experiencia de subir al Fuji, por mucho que sea la montaña más frecuentada del planeta, implica un enorme reto personal para personas no habituadas y desde luego, un esfuerzo nada desdeñable incluso para personas experimentadas. Paso a paso, a un ritmo tranquilo, iremos dejando atrás los refugios de las estaciones 6, y 7, hasta llegar al último de la estación 8, la última antes de la cima.
Tras disfrutar del espectáculo de la cima y el cráter, que en caso de tener tiempo rodearemos, iniciaremos el largo descenso a la estación 5.
Comenzamos la ruta en el Lago Yuno, que bordeamos para pasar a continuación junto a la cascada de Yutaki, donde el río Yukawa desliza sus aguas sobre un escalón rocoso. El sendero acompaña el río Yutkawa durante algunos kilómetros más hasta llegar a las preciosas cascadas Ryuzu, poco antes del Lago Chuzenji.