Preciosa ruta costera que nos llevará desde nuestro hotel en San Vicente de la Barquera y tras cruzar sobre su famosa Ría, caminando por las playas del Rosal y del Merón, hasta el Cabo de Oyambre. Una vez alcancemos el puntal más occidental, conocido como Punta Oeste, una bonita senda entre pastizales y rocas calizas nos llevará por el acantilado que forma el cabo de Oyambre sobre el Cantábrico. Terminaremos nuestra ruta costera en la Playa de Oyambre.
En continua subida y siguiendo las marcas del GR-71 ('Sendero de la Reserva de Saja'), alcanzaremos el collado de las Invernaillas con magníficas vistas sobre los montes del Alto Campoo (Tres Mares, Peña Labra ) y los montes del Alto Carrión (Curavacas, Peña Prieta). Abandonaremos el camino principal que desciende hacia la Liébana y nos dirigiremos hacia la denominada Ruta de las Altas Crestas que nos llevará hasta un canchal rocoso donde una sencilla chimenea fácil de trepar nos facilitará alcanzar la cumbre, señalizada con un pequeño buzón, y desde donde hay unas espléndidas vistas en todas las direcciones, en especial sobre el valle de Liébana y los macizos Central y Oriental de Picos de Europa. Descenderemos por el mismo camino de subida.
Salimos de Pejanda e iniciamos la subida por pista (Camino de Peña Sagra) hasta las casas de Tromeo.
Entramos en el robledal Albar y vamos ganando altura hasta los pastos abiertos y las impresionantes vistas sobre el valle y el embalse de La Cohilla. Tras 4 Km dejamos la pista por el sendero parcialmente empedrado que cruza la Canal de los Vados y nos lleva al punto culminante de la ruta, el Potro Callicedo a unos 1.140m de altitud. El descenso nos lleva al Collado Abellan donde encontramos numerosos rastros del lobo que parece campar a sus anchas por estos andurriales. Las vacas de raza autóctona Tudanca, ligeras de cuartos traseros, hermosas de gris y negro y con ancha cornamenta característica, perfectamente adaptadas al entoro, nos observan al pasar por el collado cuando dejamos la desviación a San Sebastián de Garabandal.
Descenso final desde el collado a Tudanca por pista jalonada de flores y vistas.
La senda fluvial del río Nansa ofrece un atractivo y sorprendente recorrido que está en muy buen estado de conservación (se puede considerar un ejemplo muy representativo de los ríos del cantábrico), hay una gran diversidad de fauna típica de río (es un río salmonero) y flora como alisos, fresnos, espinos, laureles, sauces, encinas, etc. La ruta se inicia en Muñorrodero, pasa por Trascudia y finaliza en Cades. En época de crecidas del río hay tramos que pueden estar anegados por el agua, en la mayoría de los casos se puede sortear por rutas alternativas. La primera parte del recorrido va desde Muñorrodero hasta la central hidroeléctrica de Trascudia y discurre muy próxima al río, aprovechando una antigua senda de pescadores donde se ha dotado de numerosas pasarelas que permiten realizar el recorrido con mayor facilidad.
El interior del Valle del Río Nansa guarda unos recorridos de gran belleza junto a sus aguas. Parte del recorrido transita por la conocida como Senda Fluvial del Río Nansa que a su vez coincide con el camino Lebaniego. Tras recorrer unos 10 km de la ribera del Nansa llegaremos al pueblo de Cades donde abandonaremos el río para tomar un viejo camino que nos llevará hasta las campas de Otero. Tras pasar por un bosquete de encinas, algunas milenarias, descenderemos de nuevo hacia el río Nansa, concretamente hasta el Mirador del Poeta, con bellas vistas del Valle del río Nansa, donde terminaremos la ruta.
Entre las Dunas de Liencres, junto a la desembocadura del Pas y la Península de la Magdalena (Santader) aparecen unos bonitos acantiulados conocidos como Costa Quebrada que alberga alguno de los rincones geológicos más bonitos de Cantabria, en especial los Urros, salientes rocosos que emergen del mar con caprichosas formas. Nuestra ruta circular nos llevará a descubrir bonitas calas y espléndidas panorámicas