La ferrata d'Erts sube ladeando a la izquierda por largos resaltes equipados con cadenas. Al final de la vía encontraremos los mejores pasos dos tramos aéreos ligeramente deportivos.
La primera parte sube casi horizontal, ladeando a la izquierda, en busca de unos altos contrafuertes. Superaremos pequeños resaltes verticales equipados con grapas, pero sobretodo caminaremos ayudados por cadenas. Sólo el primer paso es bastante vertical y nos permite salir del bosque y disfrutar de amplias vistas hacia la población de Erts.
La segunda parte se compone de dos tramos verticales. El primero es un paso que tiende a la izquierda, ligeramente desplomado y que nos lleva a un canto rocoso bastante expuesto. Aunque no es muy exigente, las grapas están muy bien colocadas, la altura ya es considerable. El segundo paso es un poco más vertical pero quizá no tan expuesto, con esfuerzo de brazos nos dejará en el interior de una tupida pineda, el punto culminante de la ferrata
La ferrata se inicia suavemente con largos pasos que nos suben por la ladera de la montaña, intercalados por pasos con cadenas en un continuo zig-zag. La subida es muy fácil pero agotadora, sin tregua. La parte más emocionante se inicia al superar una larga zona equipada con cadenas, en lo que parece una pared cortada con sierra. Encontramos un pequeño desplomado, que superamos con facilidad. La vía cambia ligeramente a partir de aquí. Nos adentramos en una zona más boscosa y la ferrata aumenta en verticalidad. Las vistas se abren al valle y contemplamos Escaldes y Andorra la Vella, con Caldea en el centro. Deberemos superar tres grandes muros de roca, a través de pasos atléticos, hasta llegar a una arista de la que sale un pequeño puente Tibetano, sin ninguna dificultad. Nos quedan por superar unos pequeños resaltes, quizá los más bonitos de todo el camino. Finalizadas las grapas la vía ferrata del Roc d'Esquers se convierte en un serpenteante camino que asciende hacia el collado. Es el momento de tomártelo con calma, disfrutar del paisaje y recorrer el sendero como un caminante más.
La Directísima se inicia en la carretera y se empieza a subir con rapidez en una pared bien equipada, larga y vertical, que nos conduce a la izquierda hasta llegar a un camino de tierra. Este primer tramo requiere un esfuerzo que se irá incrementando a medida que vayamos subiendo. El camino nos lleva en forma de zig zag hasta una pared que inicia un segundo tramo. A partir de aquí empieza la dificultad, las grapas están muy espaciadas y ladeadas lo que hace que debas estirarte con los brazos y apoyarte en las piernas utilizando muchas veces la roca natural. A unos cinco metros de subida encontramos la parte fuerte: un flanqueo a la derecha muy aéreo, que cuenta sólo con cinco grapas, pero que impresiona porque no hay nada debajo que mengue la sensación de altura. Superando este paso continúa el ascenso con un desplomado fácil, pero en esta condición de tensión parece ser más difícil de lo que es. A continuación se sigue subiendo unos quince minutos hasta llegar almirador Roc de Quer donde se cierra la vía, igual que la ferrata de la Canal de la Mora. Aquí podemos observar Canillo como un pueblecito en miniatura, como si se tratara de una maqueta.
La vía ferrata de la Canal de la Mora tiene un solo paso bastante vertical al final de la Canal. Es una vía extremadamente fácil pues te sube al mirador de Roc de Quer por un camino que se completa prácticamente a pie, por la arista de la montaña. Sin embargo es una vía un poco peligrosa en caso de mal tiempo. Aunque es poco probable, una crecida de agua podría sorprenderte en el interior de la canal. Por ese motivo existe una variante que evita el tramo más comprometido de la canal y sube por la parte derecha en un itinerario un poco más vertical.
La vía es ardua y poco agraciada paisajísticamente, pero en contrapartida tiene pasos muy deportivos y exigentes y ofrece buenas vista a Canillo y Escaldes. La cosa se pone emocionante a los 30' en un paso largo y equipado únicamente con cadenas. La propia roca nos ayuda a avanzar, con escalones naturales. Seguidamente encontramos el primer desplomado, cortito pero exigente, que nos expondrá a la altura. La sensación de verticalidad va en aumento. La grapas están bastante espaciadas y en algunos puntos son substituidas por presas de escalada, hecho que exige más concentración y temple. Superado un pequeño repecho, llegamos a la parte más vertical y difícil: un desplomado sostenido que supera una barriga en un paso de cinco o seis grapas. La presión en los brazos es notable, una tercera baga, nos permitirá afrontarlo con más tranquilidad. A partir de aquí podremos disfrutar de las vistas al valle. Un último paso con un ligerísimo repecho, nos deja al lado de un pinar, final de la vía ferrata dels Racons.
La vía ferrata de la Canal del Grau es en muchas ocasiones considerada una continuación menor de la ferrata dels Racons, sin embargo el encanto del Grau es mucho mayor que el de la vecina Racons. El paisaje es agradable, la vía discurre en una pronunciada canal rodeada de vegetación y el itinerario corto pero con una gran diversidad de pasos denota la imaginación y el buen hacer de los constructores para instalar dos puentes, uno colgante y otro tibetano, pasos con cadenas y pasamanos, aumentando la dificultad y la diversión de la ferrata sin dejar de lado la seguridad. La vía se abre con el puente, que nos conduce al centro de la canal y a la pared principal por la que se inicia el ascenso a la arista de la Canal del Grau. La sensación es que se está ascendiendo a un pico, sin nada alrededor, sólo la pared, la cima y el cielo. Para avanzar disponemos de cadenas y pasamanos y en muchas ocasiones es imprescindible la propia roca, como manda toda buena ferrata.
La vía se inicia en pleno bosque, en una pared inclinada que nos lleva a tres o cuatro pasos fáciles. El primero de estos pasos sube rápidamente por una roca lisa coronada por una pequeña encina que nos ayudará a progresar y donde se asegura el cable de vida. Después vamos franqueando a la izquierda, por pasos bien equipados para los pies y dónde aprovechamos la roca para avanzar y llegar al paso más divertido. Se trata de un desplomado a través de una cornisa y un tramo vertical de 5 metros. Continuamos para afrontar el último tramo de la vía. Desde abajo el tramo impresiona, pero es más fácil de lo que parece. Es vertical, largo y bastante desplomado. Un franqueo a la izquierda dónde aprovecharemos las grietas de la roca para avanzar, nos conduce al final de la vía y a la ermita de Sant Vicenç.