El amplio espacio que ocupa el tercio norte de la provincia de Burgos conforma la Comarca de Las Merindades, una tierra de contrastes con personalidad, en la que se mezcla la España Atlántica y la Mediterránea a través de una variada vegetación en la que encontramos especies propias de estos dos ámbitos en inmediato contacto; la privilegiada encrucijada en la que se ubica constituye una sucesión de montañas, valles, bosques, ríos, cascadas, cuevas, desfiladeros, y entre los que la huella humana ha dejado la más alta concentración de eremitorios, castillos, iglesias románicas, palacios y casonas señoriales de toda España. El relieve de esta zona se constituye en la bisagra estructural que enlaza la Cordillera Cantábrica y los Pirineos.
Pocos espacios naturales pueden presumir de contener en su interior tanta riqueza cultural como el de los Montes Obarenes, donde destaca la pintoresca estampa de la ciudad de Frías, presidida por la desafiante silueta de su castillo y con sus casas colgantes y su no menos famoso puente fortificado sobre el río Ebro.
Tobalina, cuyo nombre se debe a la abundancia de Toba, fue junto con los vecinos valles de Mena y Valdegobía, uno de los primeros en ser ocupados por los cristianos tras las invasiones musulmanas. Aquí resonaría con fuerza por primera vez el nombre de Castilla, y dió por tanto sus primeros balbuceos la lengua castellana. Como recuerdo de aquella primera ocupación se conservan un buen puñado de monasterios, templos repoblacionales, fortalezas, así como necrópolis excavadas en los montes. Flanqueado por las Sierras de Obarenes y de Arcena, el Valle de Tobalina alberga muchos de los parajes más bellos de las Merindades. Hoces, cascadas y desfiladeros entorno al Ebro hacen de este lugar uno de los rincones más genuinos del norte de Burgos.
Además de destacarse por ser la ciudad más pequeña de España, con escasos 300 habitantes, nos impregna con su visita de un exquisito sabor medieval que debe su origen a Alfonso VIII, quien la erigió sobre la roca, a fin de proteger y repoblar esta linde de la Vieja Castilla. La imponente y bien conservada fortaleza, su Castillo, el Puente, la Muralla, o su excelente geografía es orgullo de los habitantes fredenses y motivo de una obligada visita, dada la proximidad de nuestro alojamiento a la misma.
Antes de dirigirnos a nuestro hotel, recorreremos a pie la casi desconocida Sierra de Oña en el extremo occidental de los Montes Obarenes, caracterizada por el contraste entre su escarpada vertiente sur y su boscosa cara norte cuyas laderas cobijan abundantes bosques de hayas, quejigos que alimentan las aguas del río Oca, el cuál ha horadado un profundo desfiladero presidido por la monumental Oña y su monasterio. Tras la ruta, nos desplazaremos al alojamiento de Miranda de Ebro.
Las excursiones de hoy discurren en el corazón del valle de Tobalina y finalizan con la visita a Frías, la localidad más pequeña de España con estátus de ciudad; alrededor de ella, el nivel A realiza su ruta caminando además junto al río Molinar que antes de juntarse con el Ebro forma una serie de cascadas a su paso por el pueblo de Tobera. Mientras, el nivel B subirá al pico Humión que con sus 1.434 m. es la máxima altura del Parque Natural de los Montes Obarenes y guarda en su ladera norte un valioso hayedo.
El río Ebro abandona el valle de Tobalina por un impresionante cañón de más de siete kilómetros de largo que termina en las hoces del Sobrón, bajo paredones de 500 metros de caída; en las rutas de esta jornada podremos acercarnos fácilmente hasta varios de sus miradores aprovechando el trazado del GR99 que a media ladera serpentea entre barrancos. El grupo A atravesará el desfiladero, mientras que el grupo B ascenderá hasta dos de las cimas más orientales de la Sierra de Árcena que se desploma sobre el mencionado desfiladero.
A caballo entre los burgaleses Montes Obarenes y la Rioja, el monte Motrico es conocido por sus valores naturales especialmente de flora y fauna, un privilegio que se puede conocer a quien se adentra por sus bosques de quejigos, pinos silvestres, o madroños, además de vestigios de antiguas ferrerías o cabañas pastoriles rehabilitadas. Los 850 metros de altitud de este pequeño monte mirandés están presididos por una gran cruz metálica, mirador privilegiado sobre la vega, tierras del Ebro y sierras circundantes que alcanza incluso a divisar Peña Gorbea. Tras la excursión emprenderemos el viaje de regreso.