Situado en el centro de la cordillera pirenaica, rodeado de cumbres de 3.000 metros, en la provincia de Lérida, junto a la de Huesca y Francia, el de Arán es, posiblemente, el valle más singular de todos los Pirineos. Casi toda la frontera entre España y Francia suele recorrer el eje pirenaico, pero esta comarca, donde nace y recorre sus primeros kilómetros el Garona, uno de los principales ríos franceses, se sitúa en la vertiente norte o francesa de la cordillera. Su pertenencia secular a condados y reinos peninsulares hasta llegar a la actualidad ha dotado al valle de un aislamiento y una identidad propios, con la conservación de su joya linguística, el aranés y de un excepcional patrimonio cultural que se materializa en el tipismo de sus pueblos engalanados con sorprendentes iglesias románicas.
Es un hecho que los equipadores españoles están haciendo cada vez mejores trabajos de diseño y ejecución de vías ferrata. Poi d’Unha lleva el sello de los equipadores de la magnífica Tossal de Miravet, a la que han superado con este itinerario: nada menos que 800 m de vía, variada, progresiva, divertida y montada sobre un escenario de montaña espectacular. A pesar de que la dificultad del último tramo es K4, tiene dos tramos previos más sencillos y en todos ellos es posible abandonar.
Y para quien todavía tenga fuerzas, tras la ferrata podrá probar a hacer sus primeros pinitos de escalada en roca en alguna de las cortas y fáciles vías de la zona de Unha.
La más antiguas (Cledes y Les) y la más moderna ferrata del valle (Arties) serán las protagonistas de otra de las jornadas del viaje. Si la ferrata de Cledes es una curiosidad que aprovecha el patrimonio industrial, la del Taró d'Artíes es una ferrata con excelente equipamiento y mejores vistas del valle, que aprovecha al máximo las posibilidades de la roca para crear un entretenido recorrido.
Y para concluir visitaremos la mencionada Tossal de Miravet. Muy bien concebida, la vía ferrata del Pont de Suert se divide en tres tramos con sus respectivos escapes. Sorprende por su duración y pasos variados, que incluyen, puentes, una tirolina y tramos de escalada.
Viaje a Viella (550 km) con parada a cenar por el camino (no incluida). Nada mejor que la sencilla y curiosa ferrata de Cledes para iniciar el viaje.
Comenzamos combinando en una misma jornada las primeras y la última ferrata instaladas en este valle, que considera a las vías ferrata como un elemento importante para promocionar el turismo deportivo, como salta a la vista al escalar la vía ferrata de Eth Taro, la cuarta y última que se ha instalado en el valle pirenaico.
Instalada en 2014 por los mismos creadores de la ferrata del Tossal de Miravet (que haremos mañana) esta preciosa vía se ha convertido en uno de los referentes de las ferratas en España por su longitud, paisaje, variedad y progresividad. Siendo una K4, sus tres tramos van de menos a más y no encontraremos pasos excesivamente deportivos; la principal dificultad de la vía radica en su longitud, su largo regreso y su situación cercana a la alta montaña.
Pese a que esta ferrata puede colmar perfectamente las aspiraciones de un día, para quien quiera seguir con un poco más de actividad, montaremos un yoyó en una zona de escalada próxima para tener un bautismo de escalada en roca. Con la técnica del yoyó o "Top Rope", el escalador siempre está asegurado con la cuerda por arriba y solo debe preocuparse de progresar por la vía, de unos 20 m de longitud como máximo.
Camino ya de regreso nos detendremos en la localidad leridana de Pont de Suert para realizar la última ferrata del viaje, el Tossal del Miravet, muy bien concebida, y que como la de Unha se divide en tres tramos con sus respectivos escapes. Sorprende por su duración y pasos variados, que incluyen, puentes, una tirolina y tramos de escalada. Un broche de oro insuperable.