Saint Moritz es uno de esos lugares alpinos que evoca deportes de invierno, pues ha sido villa olímpica dos veces. Su fama se originó en el turismo de salud gracias a sus fuentes medicinales (Nietzsche pasó aquí varios veranos tratando de curar la sífilis) y ya en épocas recientes se convirtió en el resort de turismo de lujo y glamour que es hoy.
La Engadina es también uno de los mejores destinos en Europa para hacer esquí de fondo; con su elevada altitud (1.800 m ), su apacible y llana meseta de los cuatro lagos y su privilegiado clima (con un número de días soleados por encima de la media) es un paraíso que todo fondista debe visitar al menos una vez en su vida.
Siendo uno de los valles habitados más altos de Europa, la vida antaño no fue nada fácil para sus moradores, dedicados a una agricultura y ganadería de subsistencia. Con una longitud de 80 km y un promedio de anchura de 25 km, está recorrido por el río Eno (del cual toma su nombre, Engadin, "jardín del Eno") que nace en el Paso Maloja, que además de marcar la frontera con Italia señala una triple divisoria de aguas: hacia el Mar Negro por la Engadina (vía Eno y Danubio), hacia el Rin por el norte y hacia el Po por el Sur.
La meseta ubicada entre Maloja y St. Moritz alberga los cuatro lagos (St. Moritz, Silvaplana, Champfèrer y Sils) que conforman la postal por antonomasia de la Engadina. A una altitud de 1.800 m y sin apenas desnivel, es sin duda uno de los paraisos del esquí de fondo europeo. Los lagos, helados entre diciembre y principios de abril, son el soporte de las pistas más disfrutables de la zona, pues son totalmente planas y se encuentran en la zona más ancha y espectacular de la Alta Engadina.
Pontresina está enclavada en el valle secundario que nace en Celerina y se encamina hacia el Paso del Piz Bernina, segundo acceso a la Engadina desde Italia. A Pontresina se puede llegar esquiando via Celerina o directamente, por la pista llamada "La Diagonale". Ambas son rutas imprescindibles, pero además, en Pontresina podemos disfrutar de la pista de Val Roseg, que se interna en un circo montañoso sin salida de cumbres espectaculares.
Aguas abajo de Celerina el valle se mantiene ancho y luminoso, con bellos pueblos como Zuoz que conservan señoriales casas patricias. En Zemez, el estrecho paso entre las montañas anuncia la entrada en la Baja Engadina, en la que podemos adentrarnos hasta Lavin. En Scuol (1.300 m) tenemos otro interesante centro nórdico, pero es en Lavin donde termina la travesía integral del valle que comienza en Maloja. Entre ambos, nada menos que 70 km lineales de pistas de fondo siguiendo el río Eno, sin ninguna interrupción y pasando por una decena de pueblos.
Vuelo al aeropuerto de Milán Malpensa y traslado a Saint Moritz (190 km, 3 h) por el Paso de Maloja.
Dado que todo el domino de la Engadina (240 km de pistas) está interconectado y que nuestro hotel está a 20 m de las pistas, es posible iniciar las rutas desde el propio hotel todos los días que queramos. No obstante, también es posible desplazarse en la furgoneta a diferentes puntos para no alargar excesivamente las rutas; en cualquier caso, la opción de regresar al hotel esquiando siempre estará disponible para los más correcaminos.
Este primer día saldremos esquiando desde el propio hotel para recorrer la Meseta de los Cuatro lagos, la ruta imprescindible de la Engadina.
Al norte de Celerina y hasta el comienzo de la Baja Engadina tenemos una amplia extensión de valle cuyo centro es Zuoz, uno de los pueblos más bellos de la zona. Esquiaremos entre Samedan, Zuoz y Zernez.
A los pies del Piz Bernina (4.048 m), Pontresina es un idílico lugar alpino donde podremos disfrutar de pistas que siguen el valle principal y las que se adentran en Val Roseg, uno de los itinerarios más bellos de la Engadina. Además, a Pontresina se puede llegar esquiando desde Saint Moritz, bien de forma directa por "la Diagonale" o vía Celerina.
A diferencia del glamuroso turismo de Saint Moritz y la Alta Engadina, la Baja Engadina es una zona modesta y apacible donde también tenemos una buena zona de esquí, eso sí a menor altitud (1.300 m), por lo que hay que comprobar las condiciones previamente. Hasta Lavin, las pistas están conectadas con Zernez y el resto del dominio. La otra opción (si hay condiciones) es empezar en Scuol, que tiene unos 20 km de recorridos.
Maloja y su puerto, por el que pasamos el primer día, será el escenario de nuestra última jornada en la Engadina. Maloja es uno de los extremos de la Meseta de los Cuatro Lagos, que podemos volver a recorrer comenzando aquí, pero además, tiene circuitos en el entorno del puerto con pendientes que no existen en la ruta de los lagos.