Este viaje se compone de dos pequeñas travesías, apoyados por dromedarios y mulas, en dos terrenos completamente diferentes: las dunas del desierto del Sahara y las montañas del Atlas.
El desierto del Sahara, intransitable en verano por sus altas temperaturas, tiene entre noviembre y marzo su época ideal de visita, cuando el viento es casi nulo, las temperaturas diurnas agradables y las noches frías, serenas y con cielos estrellados espectaculares.
Este trekking de tres días, sin apenas desniveles y en el que iremos acompañados de dromedarios para el equipaje, transita al principio por llanuras y lechos secos de ríos (oueds) bordeados de tarays, hasta llegar a un inmenso campo de altas dunas, el Erg Chegaga, esto es, la imagen arquetípica del Sahara, el desierto tal y como siempre los hemos imaginado.
Nuestro viaje comenzará en Marrakech, desde donde viajaremos al desierto siguiendo los valles del Assif Tifnout y el Draa. Tras el trekking en el desierto nos dirigiremos a las montañas del Atlas, la mayor cordillera del norte de África, con picos que superan los 4.000 m. Nos detendremos en el macizo del Toubkal para realizar otra pequeña travesía de tres días, esta vez apoyados por mulas.
Se trata del precioso valle de Azzaden, un recóndito lugar, apartado de la ruta habitual para ascender al Toubkal, salpicado de aldeas construidas en adobe rodeadas de preciosos cultivos aterrazados. Una inmersión en el modo de vida tradicional de los bereberes del Atlas, que apenas ha cambiado durante siglos.
Inicio del viaje de Marrakech a M'Hamid en el que debemos cruzar el Atlas por el Puerto de Tizi'n Tichka. Pararemos a hacer noche en un hotel de Zagora (360 km), ciuda conocida como la "puerta del desierto".
A primera hora continuamos el traslado al desierto. Después de recorrer el fértil valle del Drâa, llegamos al palmeral de M’Hamid (100 km), donde la carretera termina y el río desaparece bajo las arenas. Tras cargar los equipajes en los dromedarios, iniciaremos el trekking por el desierto. Noche en campamento entre las dunas.
Hoy alcanzaremos la Gran Duna, en cuyas inmediaciones pernoctaremos, y a la cual obviamente ascenderemos, ya sea al atardecer o al amanecer al día siguiente, que son los mejores momentos para hacerlo.
Noche en campamento en el desierto.
Se agradece la brevedad de esta última jordana sahariana, pues las dunas a atravesar son las más altas del trekking. Una vez terminada vehículos todo terreno nos llevarán hasta la carretera que lleva a Zoum Zguid, y desde aquí nos trasladaremos al famoso kasar de Ait Ben Haddou (180 km, 2 h 45), un maravilloso lugar donde pasar la última noche del año.
Noche en hotel en Ait Ben Haddou.
La mejor hora para visitar el kasar es sin duda bien temprano por la mañana, con las primeras luces del alba y las calles de este precioso enclave que ha servido de escenario a innumerables películas y series despejadas de turistas.
Tras la visita y el desayuno nos trasladaremos a Imlil (230 km, 4 h 30), pueblo de entrada a las grandes montañas del Atlas de Marrakech y a la montaña más alta del norte de África, el Toubkal.
Para llegar a nuestro alojamiento en Armed, daremos un pequeño para estirar las piernas.
Noche en albergue en Armed.
En el día de hoy iniciaremos una corta travesía por el Atlas en la que nos introduciremos en el Valle de Azzaden por un puerto de montaña de casi 3.000 m. Toda una experiencia para descubrir los paisajes y las formas de vida de los pobladores del atlas, que han cambiado poco durante siglos.
Noche en el albergue de Azib Tamsoult.
Jornada en la que recorreremos la zona central del Valle de Azzaden, en suave desdenso, pasanso por varios pueblos que conservan totalmente las formas de vida ancestrales. Pasado Is Aissa, remontaremos el collado de Tizin Oudite para descender al pueblo de Matat, donde finalizamos.
Noche en albergue en
Nos trasladaremos por carretera a la cercana ciudad de Marrakech (70 km, 1 h 30) por lo que tendremos toda la tarde para conocer la Perla del Sur.
Y aún así nos sabrá a poco. En su grandioso zoco, donde todo se compra y se vende podemos perdernos horas y perder la noción del tiempo. Y para descansar y relajarse, nada mejor que tomarse un té en cualquiera de los cafés de la preciosa plaza de Jenna f’na.
Continuación de la visita de Marrakech hasta la hora de traslado al aeropuerto según el vuelo escogido.