No exageran los napolitanos cuando proclaman que su bahía, la Bahía de Nápoles, es la más bella del mundo. Y ello a pesar de albergar una densa población, caóticamente distribuida, abarcando la bulliciosa Nápoles y su periferia. Más de tres millones de personas viviendo junto a un volcán, considerado el más peligroso del mundo, que lleva inactivo desde 1944, el período de calma más largo en los últimos 500 años.
Mientras recupera fuerzas, es posible llegar a su espectacular cráter sin apenas caminar y visitar las ruinas de Pompeya, la ciudad que destruyó en el año 79 DC.
Al sur de Nápoles se extiende un tramo de costa de accidentado relieve por obra y gracia de los Monti Lattari, una cadena montañosa que proveniente de los Apeninos, se hunden en el mar formando la Península Sorrentina. La maravilla que ha formado aquí la naturaleza hizo de ella un destino vacacional desde época romana, un paisaje que fue moldeado y perfeccionado por el hombre con ciudades como Amalfi, Positano y Ravello, las terrazas de cultivo o las tierras de pastoreo que dieron nombre a la montaña (de lactariis, por la excelente leche de cabra que proporcionaba).
En la costa amalfitana haremos dos preciosas rutas. En la primera nos internaremos en la garganta situada sobre Amalfi, cuyas aguas se aprovechaban en molinos y herrerías. De la segunda el nombre lo dice todo, el Sendero de los Dioses, un precioso camino a media ladera entre las localidades de Bomerano y Positano.
No es posible tener una visión completa de esta región sin acercarse a alguna de las pequeñas islas del Golfo de Nápoles.
Ischia es la más grande de todas ellas y quizás la más interesante, con su precioso castillo aragonés.Y por supuesto, visitaremos la preciosa Capri, la isla que con sólo pronunciar su nombre evoca lujo y turismo de postín. Y es que el emperador Tiberio o Mariah Carey, ambos poseedores de sendas villas, no pueden estar equivocados.
Vuelo y traslado a Sorrento, la bella localidad donde nos vamos a alojar en la primera parte de nuestra estancia.
La famosa localidad de Amalfi, la joya de este tesoro italiano que es la costa amalfitana, esconde tras de sí un precioso valle desconocido para los turistas. Se trata del valle de los Molinos y las Herrerías, donde descubriremos ruinas de estas construcciones que aprovechaban el agua de los Monti Lattari, inmersos en un paisaje único.
Espectacular ruta costera entre las poblaciones de Bomerano y Positano; sin duda una de las rutas imprescindibles de la costa amalfitana.
Anclada a las azules aguas del Golfo, la isla de Capri fue considerada ya en época romana como un lugar para el descanso del espíritu y el placer de los sentidos. Hoy en día es uno de los más famosos lugares de encuentro de los personajes de la jet-set; sin embargo la pequeña isla sigue sorprendiendo a los turistas que desean descubrir su naturaleza, sus ordenados cultivos, así como su historia, iglesias y ruinas. Desde el puerto de Sorrento nos embarcaremos en un ferry que en poco más de media hora nos llevará a la ciudad de Marina Grande.
Lo primero que haremos en Capri es una pequeña excursión en barco que nos dará la oportunidad de observar los preciosos farallones e islotes desde la perspectiva del mar. Tras el paseo en el barco tomaremos el funicular que nos ahorra unos cientos de escalones y nos lleva a la parte alta de la isla, donde se encuentra el núcleo urbano de Capri y donde comenzamos nuestra pequeña ruta semi-urbana por Capri, que incluye la visita de la villa romana de Jovis.
Las ruinas de Pompeya requieren dedicar al menos una mañana completa a su visita, que es un auténtico viaje en el tiempo por las calles y la vida de la ciudad allá por el año 79, visitando el foro, el anfiteatro, las termas y las casas que fueron sepultadas bajo las cenizas del Vesubio y que se han conservado de un modo realmente asombroso hasta nuestros días.
Tras la visita nos trasladaremos a Nápoles para iniciar la segunda parte de este viaje.
A primera hora de la mañana tomaremos el primer ferry que parte desde el Puerto de Nápoles a esta preciosa isla (una hora de trayecto) en la que ascenderemos a través de un magnífico castañar al Monte Epomeo, su altura máxima. La cima ofrece un maravilloso panorama de la isla y de toda la Bahía de Nápoles.
Nuestro viaje toca a su fin y llega el momento de rendir tributo al personaje principal de la Bahía de Nápoles, pues aunque lleve varias décadas dormido, su amenazante presencia se siente en todo momento.
En el Vesubio realizaremos la obligada visita del cráter y una ruta propiamente dicha en el Valle del Infierno.
En el camino de regreso a Nápoles podremos detenernos en Ercolano para realizar la visita opcional de este otro interesante yacimiento arqueológico. Los intersados podrán regresar a Nápoles en el tren.