Entre el río Ebro y la Sierra de Toloño, que la protege de los fríos del norte y que la separa de la Rioja Alavesa, se extiende la Rioja Alta, que posee una orografía peculiar donde multitud de caminos posibilitan disfrutar de un paisaje único de colores intensos y cambiantes, como sus vinos.
Los viñedos tiñen el paisaje de verde intenso en primavera y dorado y rojizo en otoño. Pero en su interior, además de viñedos, también se encuentran interesantísimos restos prehistóricos, villas amuralladas, casas solariegas, cultivos frutales y paisajes únicos; todo un patrimonio que atestigua que sus habitantes se han asentado con provecho y desde antiguo en esta tierra generosa.
Esta sierra caliza, que forma parte de la llamada Sierra de Cantabria, marca la frontera entre La Rioja Alta y la Alavesa y también entre la influencia atlántica y mediterránea, como destaca el claro contraste de vegetación que se da a ambas vertientes; al sur bosques de encina carrasca y viñedos. Al norte hayedos y robledales.
Las vistas que ofrecen sus modestas cimas hacen olvidar enseguida el esfuerzo de la pendiente, pues en un día claro podemos distinguir la Sierra de la Demanda con su característica cumbre del San Lorenzo, el pico más alto de La Rioja, a más de 40 kilómetros de distancia, los meandros del Ebro y alguno de los pueblos más emblemáticos del norte de la Rioja y del sur de Álava.
Viaje hasta el pueblo riojano de Haro donde nos alojaremos. Antes realizaremos una ruta por la cercana Sierra de Toloño que separa las provincias de Álava y la Rioja y que alberga magníficos hayedos y hermosas cimas que ofrecen panorámicas sobre toda la Rioja Alavesa.
La Sierra de Toloño, también conocida como de Cantabria, posee cordales de gran belleza y fuertes contrastes como el de Mendilerroa, donde su vertiente norte está tapizada por bosques de boj y hayedos mientras que en la vertiente sur aparecen bosques típicos mediterráneos como los quejigales o encinares. Hoy nos espera una ruta circular por la vertiente alavesa, de gran belleza, que nos llevará entre hayedos hasta los Puertos de Osluna, a los pies de la hermosa montaña de Atxabal con su paredón calizo en la vertiente suroeste. Caminaremos por el cordal principal que nos brindará una magnífica panorámica sobre las tierras de Álava y la Rioja.
Hemos dejado para el último día una ruta de gran valor paisajístico que nos permitirá disfrutar del bosque de ribera del río Ebro, de los viñedos con sus tonos otoñales y de preciosas panorámicas sobre alguno de los pueblos riojanos más fotogénicos como Briñas, Briones, Haro o San Vicente de la Sonsierra.