Llega el día más esperado, el día en que estaremos lo más cerca que se puede estar de la montaña más alta del planeta. O al menos, estaremos en uno de los dos lugares más cercanos al Everest, pues en el lado tibetano existe otro campo base, aunque eso sí, los visitantes llegan hasta allí en vehículos todo terreno. El ECB es un área bastante extensa y, a decir verdad, no es un lugar nada glamuroso: grupos de tiendas, muros de piedra de protección, restos de equipamiento antiguo, basura de todo tipo, etc., es decir, el resultado de décadas de expediciones en las que no se ponía ningún cuidado en mantener limpio el lugar. Pero centrémonos en lo que nos ha traído hasta aquí, el entorno es absolutamente impresionante: los seracs del campo de hielo del Khumbu, que se quiebra en su descenso desde el collado sur del Everest, el Pumori, el Nuptse, el Lhotse, y por supuesto, el Everest. Al descender, nos detendremos en Gorak Shep, donde pasaremos la noche.
La razón de dormir en Gorak Shep no es otra que tener la oportunidad de ver las primeras luces del amanecer sobre el Everest desde Kala Patthar, el mejor mirador de la montaña situado justo encima de Gorak Shep. Kala Patthar es la mayor altura que alcanzaremos en el trekking (5.550 m) y su ascensión es optativa. Si ya andas muy justo de fuerzas conviene reservarlas para la etapa de hoy, que aunque es en descenso, es la de mayor longitud del trekking.
Regreso a Lukla por el mismo camino por el que comenzamos el trekking, pero esta vez, uniendo las dos primeras etapas en una sola. Una ruta ciertamente larga, pero nada que no puedan hacer nuestras entrenadas piernas y, sobre todo, nuestro corazón, que responderá como un Ferrari a la abundancia de oxígeno. En todo caso, en la jornada predomina el descenso, aunque al final haya que remontar a Lukla, que como sabemos, se encuentra en un altiplano elevado sobre el valle.