En el primer tramo las presas son abundantes y cercanas y los dos puentes instalados, uno tibetano primero y otro nepalí son opcionales. 150 metros en los que encontraremos pasos variados e incluso un paso de salida ligeramente desplomado. En el tramo intermedio, de 250 metros, encontraremos las primeras dificultades, una pared vertical y en ligero desplome en un tramo de 30 metros muy estético. Este paso nos acerca a la escalera en espiral, icono de la vía pero no su paso más complicado. Tras superar el Mirador de los Buitres, un balcón natural con grandes vistas a todo el valle, pasaremos un puente tibetano con grandes vistas al oeste con el Aneto y sus nieves perpetuas como protagonistas. El último tramo es el más aéreo y más largo de la vía ferrata. La zona más exigente es una larga placa con alguna zona desplomada, que es más fácil de lo que pueda parecer desde abajo. La salida de la vía se hace por una escalera inclinada que salva una oquedad, que curiosamente es el elemento más visible de la ferrata desde la aproximación.
La vía ferrata de Les se ha equipado a la inversa de lo que es habitual, el primer tramo es el complicado y el segundo es el que está pensado para iniciación.
El primer tramo (K4) es bastante sostenido y al final aéreo. Unas grapas de plástico anchas, nos permiten ir superando varios tramos algunos de ellos ligeramente desplomados. Esta larga pared, con buenas vistas al valle, nos lleva a un aéreo puente tibetano 10 m.
Una pared poco tumbada y una salida vertical nos llevan al intermedio de la vía ferrata, escape y enlace para los que vienen a pie en busca de la segunda parte.
Esta segunda zona equipada (K2) es muy fácil y también muy estética pues arranca en el interior de un tupido bosque repleto de helechos. Encontraremos tres resaltes fáciles, con abundante equipación y escasamente verticales. Finalizamos la ferrata con una salida poco tumbada perfecta para hacer prácticas con los más pequeños.
En definitiva ferrata que impresiona por su primera pared deportiva y vertical y que gana en estética a medida que va perdiendo dificultad.
Dividida en tres tramos, es en el último donde la vía se pone más exigente, con un desplomado aéreo y una primera placa inclinada donde deberemos escalar. En el primer tramo los puentes nepalís se encargan de darle pimienta y aunque son opcionales, recomendamos pasarlos, pues al final hay un paso aéreo en la arista entretenido. El segundo tramo sin ser complicado quizá tenga los pasos más aéreos de la vía, siempre con buenos agarres, nos deja en la cima de un espolón que a ratos desploma ligeramente. Merece la pena seguir hacia el tercer tramo, tanto por el desplomado final, de unas 6 grapas, como por los primeros pasos de escalada en la placa inclinada donde tendremos que buscar la roca para subir. Al final podemos dejar nuestra firma mientras nos deleitamos de las vistas al valle de Boí, al Pont de Suert y al Noguera Ribagorçana. Opcionalmente podemos lanzarnos por la tirolina, de unos 25 metros y casi horizontal.