Este tajo enorme tapizado por canchales de piedra donde se agarran genuinas encinas se puede recorrer por una senda tallada en la roca en los años 50, y que a través de túneles y puentes nos permitirá recorrer el interior de este bello cañón disfrutando de espectaculares vistas sobre este angosto valle.
El camino discurre bastantes metros por encima del arroyo hasta encontrarnos con un bosquete de castaños, robles, arces y hayas que nos acompañarán hasta la orilla del arroyo de las Xanas, junto al que caminaremos hasta el pueblo de Pedraveya. regreso por el mismo itinerario.
La senda de las Zanas fue cincelada en la roca en un malogrado proyecto de carretera del primer tercio del siglo XX, para conectar las poblaciones de Pedroveya, Rebollá y Dosango con el Valle del Trubia. En nuestro caminar hacia Pedroveya, vamos atravesando varios túneles esculpidos en la roca caliza a media ladera. Tras acariciar los saltos de agua del Arroyo de las Xanas, también llamado Viescas, la senda va saliendo poco a poco del estrecho desfiladero, y se interna en un bosque de hayas y castaños, hasta llegar a campo abierto, rodeados de prados y con panorámicas lejanas, donde se encuentra la Ermita de San Antonio de Pedroveya, en cuya entrada destaca un tejo centenario. Descenderemos por la Vaguada de Valdolayés, que también destaca por sus sorprendentes paisajes, pasando por las aldeas de Pedroveya, con sus pintorescos hórreos.
El bosque de acebos de Agüeria que vamos a visitar está situado en uno de los lugares más acogedores y genuinos de toda la cordillera cantábrica, a la vez que es uno de los más extensos y mejor conservados.
Comenzaremos nuestra ruta en el pueblo de Lindes donde seguiremos el Carrilón, un viejo camino que se dirige a los pastos de altura o puertos de Agüeria. Tras remontar un pequeño hayedo y el Prau del Xastre, con magníficas vistas del bosque de la Vallinona, llegaremos hasta el collaú la Candana, desde donde podremos observar la estilizada silueta de Peña Arpín. A partir de aquí, entre hayas y acebos, descenderemos al interior del cañón de la Foz Grande, por donde corren las aguas del que después se llamará Río Lindes. Tras cruzar el río, remontaremos el interior de la Foz Grande hasta encontrarnos con la acebeda de la Sapera, una de las más bellas de Agüeria, donde podremos disfrutar de la soledad y belleza del lugar. Seguiremos subiendo hasta alcanzar el Llegu, bella laguna de origen glaciar rodeada de praderas naturales y rústicas cabañas pastoriles, sin lugar a dudas, un idílico lugar para descansar y reponer fuerzas.
Descenderemos por el mismo camino de subida.