Llanos del Hospital

El Valle de Benasque

Benasque es quizás, junto con el de Ordesa, el más emblemático de los valles pirenaicos. Esto ha provocado que el antaño pueblo ganadero y agrícola de Benasque se haya convertido en una animada capital del turismo de montaña; un pequeño Chamonix a escala pirenaica.
El valle nace bajo los dominios del Aneto, la cima más alta de los Pirineos, al que desembocan valles laterales secundarios como Estós, Lliterola y Remuñe, todos ellos punto de partida de rutas  clásicas y de ascensiones montañeras de mayor calado.
Benasque ha estado históricamente muy aislada tanto de Francia como del resto de España. De Francia lo sigue estando, pues la carretera de conexión nunca llegó a terminarse. Y hacia el sur, hasta el 1916 no estuvo abierta la carretera del Congosto del Ventamillo, lo cual suponía hasta entonces un mínimo de una jornada de caminar por montaña para comunicarse con cualquiera de los dos países.

Estación de Los Llanos del Hospital.

A los pies del Aneto, el techo de los Pirineos, y rodeados de impresionantes cimas, se encuentran los llamados Llanos del Hospital, un lugar verdaderamente singular en la cabecera del Valle de Benasque.
El Hospital hace referencia a la antigua hospedería que atendía a los peregrinos desde el siglo XI, y que estuvo abandonado desde el final de la Guerra Civil hasta hace poco tiempo, cuando fue rehabilitado para acoger un lujoso hotel.
Llanos del Hospital es la estación aragonesa más señera y una de las de mayor tradición en España. En torno al Hospital se abre el gran llano que le da nombre, un lugar de prácticas ideal. A partir de aquí comienzan también las pistas que se adentran por el estrecho valle (ya en ligero ascenso) y que nos llevan a otras llanadas (Plan d’Están y la Besurta) y a preciosos rincones alejados de todo.

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