La antigua tierra de Canaán ha sido desde antiguo una de las regiones más disputadas y convulsas de la ribera mediterránea, a la vez que una de las más genuinas, siendo por todo ello Israel, uno de esos países al que ir al menos una vez en la vida.
Para ello contamos con la colaboración de un gran conocedor del país, de su historia y su cultura. Especializado en el estudio de la Historia y la Antropología de las Religiones y amante del senderismo y la montaña.
En Jerusalén, nos alojaremos en plena Vía Dolorosa, lugar de la pasión de Jesús, en un convento con una gran carga histórica puesto que aquí se cree que sufrió la flagelación y se le obligó a portar la cruz. Aquí podremos vivir sus callejuelas cargadas de historia y vida, recorrer sus bazares, caminar al Santo Sepulcro, el Muro de las Lamentaciones y la Cúpula de la Roca, pudiendo pasear por cualquiera de sus cuatro barrios, que mantienen una compleja relación desde hace siglos.
Y habrá tiempo también para acercarnos a la costa del Mar Muerto donde se encuentra la impresionante fortaleza de Masada, a la que ascenderemos por su serpenteante sendero, y al bello oasis de Ein Gedi, todo ello junto a un Mar en el que zambullirse es una experiencia única.
Al sur se Israel, el Neguev constituye una vasta región que ocupa prácticamente la mitad del país. Frecuentado por beduinos y poblaciones nómadas desde hace milenios ha sido el hogar de los pueblos que han dado origen a las grandes religiones que constituyen nuestro marco cultural: judaísmo, cristianismo e islam. El desierto israelí, con una sorprendente geología de barrancos coloridos y abruptos, inmensos cráteres, grandes fósiles y fértiles oasis está salpicado de kibutz y pequeños campamentos que han ido colonizando estas duras tierras fruto de los complejos avatares bélicos que se dieron durante la segunda mitad del siglo XX.
En el transcurso de este viaje pretendemos profundizar en la esencia fundamental que ha hecho que el desierto sea un lugar de huida, encuentro con uno mismo y descubrimiento de nuevos valores, lo que hizo primero el pueblo del éxodo y luego los nuevos credos surgidos del sustrato monoteísta, y es que entre el Sinaí y el Neguev surgió una forma única de creencia que se diferenciaría del resto de religiones, puesto que entre sus rocas y arenas surgió la idea de una divinidad única protectora, exigente y celosa primero, clemente y misericordiosa después. Atenderemos al proceso de formación de este revolucionario credo en el lugar donde se dio origen y pudiendo disfrutar de un paisaje único entre montañas rocosas, coloridos cañones y el Mar Rojo.
Así pues, en la última parte del viaje cruzaremos la frontera con Egipto para adentrarnos en la península del Sinaí, ascendiendo a su famoso monte para ver el amanecer por los 750 escalones del arrepentimiento que, según se cree, Moisés subió para encontrase con Yahvé. Todo ello junto al monasterio de Santa Catalina, donde vive una de las comunidades monásticas más antiguas del mundo, y que esconde verdaderos tesoros.
Una vez en el aeropuerto de Tel Aviv nos dirigiremos hasta nuestro alojamiento en Jerusalén (50 min) donde dormiremos en uno de los lugares santos de la Vía Dolorosa, un lugar privilegiado dentro del casco antiguo de la eterna ciudad, con unas vistas inmejorables. Este lugar, sin duda, será uno de los lugares que más recordaremos al finalizar nuestro viaje.
Hoy visitaremos la joya de Jerusalén, el Monte del Templo, donde se ubica la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa, A continuación recorreremos los barrios cristiano, armenio, judío y árabe, el Santo Sepulcro, con sus múltiples capillas, y diversos monasterios e iglesias como la de Santiago o San Marcos donde podremos contemplar algún antiguo rito cristiano. Después de cenar acudiremos a la torre de David donde nos aguardará un magnífico espectáculo que nos introduce en la historia y la vida de la ciudad más deseada de Oriente Medio
Aprovecharemos el día para profundizar nuestros conocimientos de la ciudad de Jerusalén caminando desde la puerta de Jaffa alrededor de sus murallas. Conoceremos el monte Sión donde se ubica la tumba de David, el cenáculo de Jesús, y el monasterio de la Dormición. Tras descender al valle del Cedrón subiremos hacia el monte de los olivos visitando diversos lugares como el huerto de Getsemaní o la tumba de la Virgen. Las vistas desde el monte de los olivos nos prepararán para hacernos una idea de los lugares que nos aguardan.
Al caer la tarde nos acercaremos al Muro de las Lamentaciones para contemplar la llegada del Sabbath, momento en el que la ciudad más se recoge sobres sí misma, no sin antes realizar un último impulso de ostentación en el que el pueblo judío celebra la llegada de su descanso y de su alianza. A continuación nos desplazaremos ahsta el Mar Muerto donde nos alojaremos
Viajaremos por la costa del Mar Muerto hasta llegar a la Reserva Natural del Oasis de Ein Gedi. La primera ruta del viaje nos llevará por el barranco de Wadi Arugot, para luego continuar hasta el yacimiento arqueológico de Qumran, donde se encontraron los más antiguos testimonios del texto bíblico.
Hoy empezaremos el día temprano para ascender a la imponente fortaleza judía de Masada (Patrimonio de la Humanidad) símbolo israelí de la resistencia al invasor. Su paisaje y sus ruinas son, a día de hoy, un lugar venerado y con una fuerte carga espiritual para el pueblo judío. Continuaremos viaje hasta el desierto del Neguev, visitando de camino el estrecho cañón de Ein Avdat, un oasis en el desierto, y que fue un paso de las caravanas que transitaban en la ruta de la seda. Terminaremos el día en Mitzpé Ramón, donde nos alojaremos.
Nos adentraremos en el gran cráter de Maktesh Ramon, situado en el centro del desierto israelí y por donde deambulan libremente gacelas, los Ibex de Nubia o el leopardo de Arabia, tras coronar el Monte Shen podremos disfrutar de unas inmejorables vistas sobre el cráter. Tras la ruta continuaremos viaje hasta la ciudad de Eilat, en la costa del Mar Rojo, solo separada de Aqaba (Jordania) por la frontera.
Hoy disfrutaremos de los fenómenos geológicos del Parque Nacional de Timna que alberga, además de sus sorprendentes formas (como las columnas de Salomón, el hongo o el gran arco), los restos más antiguos de la minería egipcia destinada a la extracción de cobre. Este paisaje único por el contraste de sus colores; entre sus cañones rosas, el verde azulado del cobre, y el amarillo de sus arenas ha sido objeto de atención reciente por los investigadores en la Historia de las Religiones, y es donde algunos ubican los inicios del monoteísmo.
Saldremos temprano para cruzar la frontera egipcia de Taba y dirigirnos, tras unas tres horas de trayecto, a la población de Santa Catalina. Una vez allí ascenderemos al Jebel Abbas, donde el monarca otomano Abbas Basha comenzó a construirse un palacio a más de 2.300 metros de altitud, para poder disfrutar de las montañas del Sinai.
Tras el trayecto y la ruta del día acudiremos a nuestro hotel para descansar, cenar y prepararnos para levantarnos en plena noche para acometer nuestra última ascensión del viaje: el monte Sinaí.
A media noche nos despertaremos para comenzar la ascensión al emblemático monte Sinaí o Jebel Musa para poder ver el amanecer. Con mezcla de rocas volcánicas y granitos, el monte Sinaí es uno de los lugares venerados por judíos, cristianos y musulmanes, ya que se cree que en su cima se produjo el encuentro entre Yahvé y Moisés, donde se le entregaron las tablas de la ley con los diez mandamientos.
Tras el descenso visitaremos el Monte de Santa Catalina, erigido en tiempos del emperador Justiniano en el siglo VI y con pocos cambios desde su construcción, conserva una antigua y valiosa biblioteca, que guarda la segunda colección más extensa de códices y manuscritos del mundo, sólo superada en número de ejemplares por la Biblioteca Vaticana.