El Valle de Ordesa es el primer lugar de España donde se instalaron ayudas artificiales para acceder a lugares escarpados. En 1.881 los herreros de Torla recibieron un curioso encargo de un cazador inglés, que quería acceder rápidamente a los prados de Cotatuero para cazar.
Los herreros forjaron unas sólidas barras de hierro que se incrustaron en la pared. Sin embargo las clavijas quedaron ahí y el cazador no pudo utilizarlas pues tuvo que marcharse a su país. Este es el orígen de las clavijas de Cotatuero y otras menos conocidas instaladas en el valle, que salvan escarpes que de otra manera serían imposibles de superar.
Esta actividad de fin de semana mezcla el montañismo clásico con una ferrata moderna, excepcionalmente bella y de dificultad moderada.
El sábado nos espera uno de los recorridos más bellos de Europa, a la altura de los mejores de las Dolomitas. Superando las famosas clavijas de Cotatuero, protegidas con un cable de seguridad como el de las ferratas, accederemos al sendero colgado de la Faja de las Flores, un auténtico mito de Ordesa, y descenderemos por las clavijas de Salarons.
El domingo haremos una de las ferratas más peculiares de los Pirineos, pues transcurre por el entorno vertical de una gran cascada y un angosto barranco.
Durante el viaje haremos una parada rápida para cenar (no incluida) y llegaremos a Torla para ir directamente a dormir.
El recorrido entre los circos de Cotatuero y Carriata por la aérea senda de la Faja de las Flores es sencillamente uno de los más bellos de los Pirineos, y sin exagerar un ápice, también de todas las montañas de Europa, a la altura de los mejores itinerarios de las Dolomitas.
Para acceder a él hay que superar las Clavijas de Cotatuero y las de Salarons, unas en ascenso y otras en descenso, a elección. Nosotros hemos elegido subir las de Cotatuero, que son un poco más técnicas pero tienen cable de seguridad, y descender las de Salarons, que son más sencillas pero no tienen cable, aunque sí disponen de anclajes para asegurar con cuerda si fuera necesario.
Si una cosa destaca en Broto es la cascada del Sorrosal, que baja cargada y furiosa en primavera y algo más tranquila en verano. En este entorno se ha equipado una ferrata que tiene de todo, un primer tramo vertical hasta el acceso al túnel de captación de agua para una mini central, el divertido tránsito por el corto túnel y el tramo final por el precioso Barranco de Sorrosal.