Albania es el país más desconocido de Europa y a la vez uno de los más interesantes, sobre todo si nos referimos a sus recursos naturales y su rica y convulsa historia.
Enclavado en el sur de los Alpes Dináricos, Albania empieza a mostrar sus tesoros tras muchos años de dictadura comunista y conflictos bélicos en la región de los Balcanes. La mitad de su población es musulmana, legado de los siglos en los que permaneció bajo dominio del Imperio Otomano, y el resto se divide entre cristiana ortodoxa y católica.
El viaje que proponemos combina los desconocidos valles alpinos del Norte con varios lugares Patrimonio de la Humanidad. Pequeños poblados de montaña, joyas arquitectónicas, valles y lagos alpinos de gran belleza, ciudades con marcadas tradiciones balcánicas y el mar Adriático.
Shqipëri, “la tierra de las águilas” así es como se conocía a Albania, un país del tamaño de Galicia que se divide en dos zonas geográficas claramente diferenciadas, la costa bañada por el mar Adriático y el interior que se eleva como media por encima de los mil metros de altura.
Grandes desfiladeros, altísimas cascadas, aguas cristalinas de un precioso color azul claro y diminutos pueblos de montaña aislados del resto del país, convierten a los Alpes Albaneses como uno de los rincones naturales más bellos de Europa y con seguridad el más aislado.
Alrededor de las fronteras que separan Montenegro, Kosovo y Albania encontramos una región montañosa que ha sido inaccesible para los viajeros hasta hace muy poco tiempo, los Balcanes, sinónimo de guerras e inestabilidad política.
Desde 1999 se los organismos internacionales intentan desarrollar aquí el llamado Parque de la Paz, un área transfronteriza protegida dedicada a la protección y conservación, la biodiversidad, los recursos naturales y culturales, así como la promoción de la paz y la cooperación, dentro de lo definido como turismo ecológico o sostenible. En este viaje recorreremos algunos de los trayectos incluidos en este magnífico proyecto.
Tras el vuelo a Tirana nos desplazaremos por carretera hacia el norte del país, concretamente hasta la ciudad de Shkodra (2 h), situada muy próxima a la frontera con Montenegro.
Llegar a los Alpes albaneses exige navegar por el impresionante lago Komani, considerado por la Guía Bradt como “uno de los mejores viajes en barco del mundo”. Lanchas y barcazas rudimentarias transportan pasajeros, vehículos y todo tipo de material cada día de un extremo al otro.
Tras cruzar el lago seguiremos viaje por carretera hasta la población de Valbona, uno de los epicentros de los Alpes Albaneses, junto a Theti, a pocos kilómetros de la frontera con Kosovo y con Montenegro.
El Parque Nacional del Valle de Valbona es una de las joyas naturales de los Balcanes. Fue una de las primeras zonas protegidas a ambos lados de la frontera. Alberga especies en peligro de extinción como el Oso Pardo o el Lince Boreal. Su altitud oscila entre los 400 y 2.700 metros de altitud, lo cual facilita que sea un ecosistema muy diverso.
El plan para los tres próximos días es adentrarnos en el valle de Tethi, permanecer allí una jornada completa en casas rurales y regresar a Valbona por una ruta diferente. Todo ello caminando, sin transporte, por lo que debemos llevar con nosotros lo que necesitemos para pernoctar en Theti, como ropa o el neceser, pero sin necesidad de llevar comida o saco de dormir.
Tras los dos intensos días anteriores agradeceremos un día tranquilo, haciendo una ruta por el fondo del valle de Thethi que alberga cascadas y nacientes de gran belleza, a la vez que disfrutamos de la amabilidad de los lugareños.
Vovemos a cruzar el Lago Komani y viajamos hasta la ciudad de Berati, una de las más antiguas de Albania y declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En el trayecto podremos darnos un baño en el mar Adriático, donde aún es posible divisar los numerosos bunkers de guerra abandonados.
A media mañana nos desplazaremos hasta Tirana, elegida capital de Albania en 1920 por su situación geográfica y que no empezó a parecer una capital hasta mucho después, cuando se hizo sentir cierta influencia italiana.