Situado en el centro de la cordillera pirenaica, rodeado de cumbres de 3.000 metros, el de Arán es, posiblemente, el valle más singular de todos los Pirineos.
La primera peculiaridad es que geográficamente el valle debería pertenecer a Francia y sin embargo, los araneses siempre prefirieron pertenecer a condados y reinos peninsulares, más distantes y que por tanto les dejaba gran autonomía, que depender de los vecinos nobles franceses.
El resultado de este aislamiento fue la pervivencia de una identidad muy marcada, la conservación del aranés y de un excepcional patrimonio cultural, que se materializa en el tipismo de sus pueblos engalanados con sorprendentes iglesias románicas.
Todo el valle tiene un enorme interés natural, pues gran parte de su territorio está incluido en el PN de Aigües Tortes, pero además, las montañas que lo separan de Francia tienen también cimas espectaculares, como el Tuc de Maubèrme. Caminar por los valles Arán en primavera alcanzando magníficos lagos rodeados de pastizales en los que aparecen multitud de flores silvestres y magníficos circos glaciares, será un constante en este viaje.
Este Parque, uno de los más antiguos de España, contiene la mayor concentración de lagos pirenaicos y los característicos meandros de alta montaña o “aguas torcidas” que le dan nombre en catalán.
Un Parque Nacional en el que el agua es el elemento esencial, ocupando antiguos fondos de circos formando lagos con distintas profundidades, tamaños y colores, y que descubriremos desde las vertientes del Valle de Arán y del vecino Valle de Àneu, situado al otro lado del Puerto de la Bonaigua.
La capital de la comarca del Valle de Arán lo es en realidad desde una fecha muy reciente, ya que no fue hasta 1970 cuando, de la unión de una serie de aldeas vecinas, nació el municipio como tal. Situada a orillas del río Garona conserva callejas y casas medievales de gran valor histórico, pequeñas iglesias se reparten también por la zona dando muestra de un importante legado artístico e histórico.
Viaje hasta la población de Viella (565 km) en el Valle de Arán donde nos alojaremos.
El Plà de Beret, antiguo escenario de aquelarres de brujas y hechiceros, es una gran planicie a 1.850 m de altitud con un gran contraste estacional, pues en lo que en invierno es una estación de esquí de fondo, en el verano pasta tranquilamente el ganado en prados de un intenso verdor que se prolongan por la vertiente sur hacia el precioso Valle de Montgarri.
El Valle de Ruda es un extraordinario ejemplo de valle de origen glaciar con bosques de pino negro que ocupan toda su ribera hasta el final del valle, ocupado por el Circo de Saboredo.
Las escarpadas cimas del Circo encierran numerosos lagos y marcan en límite con la comarca del Pallars Jussà. El grupo de nivel B completará la ruta alcanzando el lago de Gerber.
Una de las mejores excursiones que se pueden hacer en el Valle de Arán es recorrer el Valle de Parros, un valle solitario y hermoso escondido en el camino a Mongarri y que se adentra hasta la frontera con Francia, con la continua presencia del Tuc de Parros (2.731 m).
Antes de emprender el viaje de vuelta realizaremos dos rutas; El Nivel A caminará por el fondo del Valle de Arán para disfrutar del abundante legado monumental y artístico que se concentra sobre todo en las iglesias románicas de las pequeñas poblaciones por las que pasaremos, mientras que el Grupo de nIvel B se adentrará en el Parque Nacional de Aigues Tortes por su zona más occidental, a traves del barranco de Besiberri y a los pies de los colosos tresmiles que flanquean el valle como son los picos Comaloformo y las agujas de los Besiberris.Tras las rutas inicaremos el viaje de regreso.