Quizás sea aventurado denominar "secreta" a cualquier región italiana pero ciertamente la Basilicata carece de destinos reconocidos fuera de las fronteras italianas, e incluso en Italia pasa por ser una de esas regiones sumidas en el olvido, aquejadas por el problema del abandono y la despoblación.
Situada entre la Puglia y Calabria, ocupa la parte central de la bota y está formada por solo dos provincias, Potenza y Matera. Bañada también por dos mares, al oeste por el Tirreno y al este por el Jónico, donde los griegos se establecieron desde época muy temprana, es el interior donde se encuentra el verdadero alma de esta región, caracterizada por sus pequeños y pintorescos pueblos encaramados en colinas a más de 1.000 m de altitud y regiones montañosas intactas y sorprendentes, como los Apeninos lucanos, el Parque del Pollino o las pequeñas Dolomitas lucanas.
Matera pasa por ser la ciudad más antigua de Europa habitada de forma ininterrumpida. La blanda roca caliza sobre la que se asienta incitó a excavarla desde hace milenios, creándose una urbanismo en negativo (hacia dentro) único en el mundo, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad en fecha reciente. Los sassi, los barrios trogloditas de Matera, fueron habitados hasta la década de los 50, cuando fueron desalojados a la fuerza por insalubres, aunque hoy día han sido recuperados y sus casas trogloditas reconvertidas en coquetos alojamientos para los visitantes.
Si el encanto de Matera ha comenzado tímidamente a traspasar fronteras, lo cierto es que el resto de la Basilicata no se visita por casualidad. Los nunca numerosos viajeros que llegan, lo hacen ya avisados por el viejo mecanismo del boca - oreja, informados de forma entusiasta de los tesoros naturales y paisajísticos de esta caleidoscópica región y de los cuales daremos buena cuenta en este viaje.
Desde nuestro privilegiado alojamiento en Matera, conoceremos las pequeñas Dolomitas Lucanas y los pueblos de Pietrapertosa y Castelmezzano, la cadena montañosa volcánica del Monte Vulture. Previamente pasaremos tres noches en Lagonegro, en la provincia de Potenza, para conocer Maratea y la accidentada costa del Tirreno y el impresionante Parque Nacional del Pollino, el rincón más salvaje y mejor conservado de los Apeninos lucanos.
Vuelo a Nápoles y traslado a la localidad de Lagonegro (185 km, 2 h)
El Parque Nacional del Pollino, a caballo entre Calabria y Basilicata, abarca la zona formada por los macizos del Pollino y el Orsomarso, una cadena montañosa del sur de los Apeninos con los picos más altos del sur de Italia. Abarca cumbres de más de 2000 m, desde las que la vista se extiende sobre los mares Jónico y Tirreno.
El Pino de los Balcanes (pinus leucodermis o de corteza blanca) es el símbolo del Parque; uno de los mejores lugares para admirarlo es el llamado Giardino dei Dei, donde se yerguen ejemplares centenarios.
La costa de Maratea es la única porción de la región de la Basilicata bañada por el Mar Tirreno y no puede faltar en ningún viaje a esta región. Tanto el animado puerto como el centro histórico (recostado sobre la montaña) están llenos de encanto y de historia.
Para este día tenemos previstas dos rutas, la subida al Monte San Biagio para admirar la costa a vista de pájaro y una pequeña excursión a la playa de la Secca donde podremos disfrutar del atardecer.
Camino ya de nuestro siguiente destino nos detendremos en la parte más oriental del PN Pollino, en la frontera con Calabria. De hecho es ya en Calabria donde se encuentra la preciosa localidad de Civita y la Reserva Natural de le Gole di Raganello, un angosto barranco producido por el río. Civita fue abandonada en el S. XV por un terremoto y recolonizada después por albaneses que escapaban de la represión otomana. Desperdigados por buena parte del sur de Italia, más de 500 años después, los pueblos en los que se asentaron como éste de Civita, aún conservan su idioma, una versión arcaica del albanes, sus costumbres, su identidad y sus ritos religiosos.
Tras la ruta nos trasladaremos a Matera.
La jornada de hoy terminará de persuadirnos, si no lo estábamos ya, de la sorprendente diversidad paisajística, geológica y ecológica de la Basilicata. La región también tiene su volcán. Se trata del Monte Vulture, cuyos antiguos cráteres, ya extintos, forman hoy dos lagos rodeados de imponentes bosques de hayas más propios de otras latitudes.
Tras la ruta nos acercaremos a la pequeña población de Melfi, que bajo la ocupación de los normandos se convirtió en uno de los centros más importantes del sur de Italia.
Dejamos para el final del viaje la ruta para conocer el fascinante entorno de Matera, el Parco della Murgia Materana, que protege su singular orografía de barrancos y formaciones calizas, pero sobretodo, las cavidades de todo tipo que conforman una "arquitectura en negativo", producto de la excavación de las suaves rocas de calcarenita desde hace milenios.
Por la tarde visitaremos el barrio del Sasso Caveoso, donde se encuentran las casas rupestres de la población, una de las cuales visitaremos, y la maravillosa cripta del Pecado Original, situada a las afueras de Matera, que algunos llaman la Capilla Sixtina rupestre, por la belleza de sus frescos.
Ciertamente no alcanzan la talla de sus hermanas mayores del norte, de las que toman el nombre, pero el paisaje formado por las rocas calizas y los desafiantes pueblos que se mimetizan con ellas no tienen nada que envidiarles. Pueblos como Castelmezzano o Pietrapertosa son dos de las imágenes más características de la Basilicata y nosotros tendremos el privilegio de enlazarlas en la ruta de hoy.
Bien pronto nos trasladaremos al aeropuerto de Nápoles (250 km, 3 horas) para coger el vuelo de regreso.