Un mito griego cuenta del amor y desventura de un bello pastor llamado Dafnis, el Orfeo siciliano, que fue cegado por la diosa Hera, cuya hija él había traicionado, y se transformó en el colosal peñasco que domina Cefalù y que, al mismo tiempo, da nombre al lugar; pues así la veían los antiguos habitantes griegos, como una cabeza gigantesca; y cabeza, céfalo, es lo que de hecho significa el nombre de la ciudad.
En lo alto de la Rocca se halla el Templo de Diana, una construcción megalítica que data del siglo IX a. C y es el único monumento pre-clásico en toda Sicilia. Se asoció al culto de Diana, diosa de la luna y el agua. Más allá del interés de los restos arqueológicos, lo más destacable es la vista que desde la cima se tiene de la ciudad, de la costa y de los montes de Parco delle Madonie situados a nuestra espalda.
Uno de los lugares más bellos para visitar en la Madonie es la encantadora cueva "Grattara", cuyo topónimo probablemente contribuyó al nombre del pintoresco pueblo donde comienza nuestra ruta. Se encuentra a los pies del Pizzo di Pilo, a más de 1.000 metros de altitud, desde donde se puede disfrutar de un magnífico paisaje. Se accede por un camino sinuoso pero bastante practicable que serpentea por un frondoso pinar hasta el pequeño macizo conocido como "lazzu di vuoi" (lecho de bueyes) y desde allí por un pequeño tramo llano hasta la cueva. La gruta de Grattara forma parte integrante de la historia y el folclore de Gratteri porque, según la leyenda, era el refugio de la Befana, que la última noche del año, envuelta en una sábana blanca, descendía por las chimeneas de las casas para llenar sus medias de regalos para los niños. A unos 4 km al suroeste de Gratteri se alzan los imponentes restos de la abadía de San Giorgio, de época normanda. La abadía se encuentra en medio de un bosque de robles centenarios. Los muros perimetrales, aunque erosionados por los estragos del tiempo, están casi intactos, al igual que el estupendo portal románico.