El Lago de Nino (1.743 m) es sin duda el más renombrado y mítico de los lagos corsos. Los verdes praderíos donde pastan las vacas y caballos, junto a los meandros y pozzis (pequeñas pozas) formados por el río Tavignano, que nace precisamente aquí, lo diferencian totalmente del resto de lagos glaciares, normalmente protegidos por escarpadas pendientes rocosas.
El Lago de Nino ocupa un lugar abierto y acogedor, un balcón natural al que se llega partiendo de la Maison Forestière de Poppaghia (a 1.076 m, situada en la carretera que se dirige al Col de Vergio). Tras ascender por un soberbio pinar, tendremos que remontar las rampas rocosas que nos conducen hasta lo alto de un pequeño pero escarpado circo glaciar (Bocca â Stazzona), en cuya vertiente opuesta enseguida nos espera el lago. El regreso se hace por el mismo itinerario.
Los Lagos Melo y Capitelo.
La caminata a los Lagos Melo y Capitelo desde las Bergeries de La Grotelle es una de las más populares de Córcega. Tanto que es mejor evitarla el período estival por la excesiva afluencia de excursionistas. Pero teniendo el privilegio de poder ir fuera de temporada, como nosotros, la ruta a estos dos preciosos lagos glaciares es totalmente imprescindible.
La ruta de ascenso vuelve a tener algún punto de emoción (escaleras y alguna cadena) y nos lleva al primero de los lagos, el Melo, apacible y abierto. Muy diferente del Capitelo, situado por encima de él, profundo, oscuro, y rodeado de abruptas paredes.
Para el descenso utilizaremos otra variante del sendero más sencilla que evita los pasos de escalera del ascenso.
Tranquila ruta que partiendo del animado pueblo de Saint Florent nos llevará por la salvaje costa del desierto de Agriates hasta la playa del río Santo, caminando por un sendero entre el mar y el oloroso maquis. Regreso por el mismo itinerario.
No se puede abandonar Córcega sin conocer mejor este encantador lugar que es Bonifacio, tan diferente del resto de la isla. Efectivamente, sus blancos acantilados, sobre los que se asienta esta ciudad fortaleza, poco tienen que ver con la Córcega montañosa y granítica del interior. Realizaremos una pequeña ruta por la costa que finaliza en la propia ciudad.
Pasaremos por calas perdidas, como la Cala Sciumara, donde podremos bañarnos viendo frente a nosotros la vecina isla de Cerdeña, divisaremos el Capo Pertusato desde el Faro del mismo nombre, atravesaremos restos de fortificaciones y baterías costeras de la Segunda Guerra Mundial y caminaremos al borde de los espectaculares e inmaculados acantilados calizos, de camino a la bonita e histórica ciudad fortificada de Bonifacio, cuyas callejuelas y balcones hacia el azul del mar son de visita obligada.