Llamado en ocasiones el “Hoggar marroquí”, el macizo pre-sahariano del Sagrho es un universo de fascinantes formaciones minerales. Torres aisladas, paredes rocosas y altiplanos tabulares componen un paisaje que nos evoca por momentos entornos muy distantes a estas latitudes, dados a conocer por los westerns clásicos.
Cómo describir sino el entorno de las majestuosas torres de Bab n’Ali, o las montañas del Circo de Igli, sino como un pequeño Monument Valley, que como aquél exige un formato “Cinemascope” para ser abarcado.
Desde el final del otoño al inicio de la primavera, la calidad de la luz y la variedad de colores de las rocas dan al Sagrho una belleza sobrecogedora. Un lugar para los que aman los espacios abiertos y saben apreciar la belleza de la naturaleza más áspera y salvaje.
Formado durante la era primaria, el Macizo del Saghro pertenece a la extensa cadena del Anti-Atlas, que corre paralela al Atlas por el sur durante un centenar de kilómetros. Su vertiente norte es más bien abrupta, con una larga y oscura cresta cimera es de origen volcánico, mientras que la vertiente sur está compuesta de conglomerados ocres sobre rocas eruptivas, con un relieve complejo, cortado por cañones, que descienden progresivamente hacia el palmeral de Nkob.
La vegetación natural del Saghro es de tipo estepario y está muy aclarada. Los espacios cultivables forman pequeños oasis o islotes irrigados a lo largo de los oueds (ríos) con trigo, cebada, almendros, higueras y palmeras aportando, aquí y allá, un toque de verdor. Pero ninguna de estas especies puede competir con la llamada “planta del paraíso”, la Jena, que purifica, tonifica, embellece, colorea, protege, calma, cura y aporta la baraka, la fortuna.
Viaje al valle del Dades cruzando la cordillera del Atlas (280 km, 5 h), hasta la población de Kalat M’Gouna, que debe su nombre al M’Goun, el gran coloso de esta cordillera que se yergue hacia el norte. A pocos kilómetros de Kalat se encuentra la aldea de Aït Youl, donde comenzamos el trekking por el Saghro.
Interesante etapa en la que franquearemos un collado a más de 2.000 y el pueblo de Tagmout, antes de llegar a la bonita aldea de Assaka con su kasbah abandonada, nuestro destino de hoy.
Largo descenso de gargantas y posterior remontada de una gran depresión antes del corto descenso final al pueblo de Irhazzoun, dominado por las paredes esculpidas de Tadaout n’ Tablah.
Hoy conoceremos las impresionantes torres de Bab n’Ali, que parecen tan cerca que se puede tocar. Los bereberes dicen que la torre principal aislada (escalada por primera vez en 1963) se corresponde con un hombre, mientras que el otro conjunto de agujas rocosas, a una mujer rodeada de niños.
Una de las etapas con paisajes más impactantes, con final en el magnífico circo rocoso de Igli.
Por la tarde, para los que aún tengan ganas, nos acercaremos a la Espalda del Camello, otro de los símbolos del Saghro.
Soberbia etapa para finalizar este fascinante trekking. La más exigente físicamente, pero también de las más bellas y en la que ascenderemos (opcionalmente) a la cima más alta de las montañas del Saghro, el Jebel Kouach (2.592 m).
Al finalizar la etapa nos trasladaremos a la localidad de Boumalne Dades (40 km), donde pernoctaremos.
Viaje de regreso a Marrakech (315 km, 6 h). Tarde libre para visitar Marrakech.
Dependiendo del horario de vuelo elegido podremos continuar la visita de Marrakech hasta la hora de partida hacia el aeropuerto.