La garganta del río Kelaa es una de los más espectaculares y afamadas del Rif, gracias sobre todo a su espectacular cascada de más de 30 m. Pero además de eso, la Garganta del Kelaa es un paraíso botánico, con cientos de especies olorosas que llegan a veces a dificultar el paso por el estrecho y poco transitado sendero que lleva Taourarte, preciosa aldea que corona la Garganta. Sin duda, uno de los mejores escenarios de este viaje.
La etapa de hoy comienza remontando el curso alto del Kelaa, que por encima de Taourarte ya no forma la angosta y húmeda garganta que tiene a sus pies, sino que el paisaje se abre y forma fértiles vegas donde se cultiva el Kif, alternado con bosques de carrascas en las laderas soleadas.
Un suave y agradable ascenso nos llevará a la aldea de Abou Bnar y su morabito, donde se encuentra enterrado un santón local, y poco más tarde nos toparemos con la imponente presencia del Jebel Lakra (2.160 m) que nos marca la dirección a seguir.
Tras dejar atrás la remota aldea de Beni Hamed nos vamos adentrando en paisaje de alta montaña, caracterizado por los grandes pinsapos, hasta alcanzar la base de la vertiente norte del Jebel Lakra.
Este será el punto de máxima altura de la ruta y desde aquí descenderemos hacia la aldea de Taria y a la pista que une Azilane con Imizzar, que recoremos durante los últimos seis kilómetros que restan a nuestro destino, el precioso albergue de Azilane, regentado por uno de los personajes más entrañables de las montañas de Talassemtane, el inigualable Abdelkader, Abdul para los amigos, a saber, cualquiera que pasa por su casa.
Una moderna pista, que requiere reparaciones constantes por las lluvias, da acceso desde Chaouen a Azilane, Afeska y demás pueblos. Debido a esto el viejo camino que ascendía al Col Chouihate ha quedado semiabandonado, pero sigue siendo transitable y desde luego tiene mucho más encanto. Tras alcanzar el Col Chouihate, con las escarpadas crestas del Jebel Tissouka a nuestra izquierda, descenderemos algunos kilómetros por la pista hasta llegar a la garganta que desciende directa a Chaouen. Aquí volvemos a retomar el sendero tradicional que termina en el lavadero de la población, uno de los lugares más emblemáticos de Chaouen.