Al sur de Essaouira, la "ciudad blanca" se extiende una salvaje costa preservada de cualquier carretera costera y cualquier iniciativa turística. Largas playas de arena fina, dunas y acantilados rocosos se suceden durante decenas de kilómetros entre Sidi Kaouki e Imsouane.
Entre ambos lugares, apenas frecuentados por algunos surferos, la nada. Los escasos pueblos están alejados del mar, como si nada pudieran aprovechar de él o incluso temieran algo; ajenos al gigantesco océano, viven de la agricultura y del aprovechamiento del Argán, ese árbol cuyo escaso y codicioado aceite se ha convertido en el nuevo oro líquido.
Las escasas construcciones costeras, relacionadas siempre con una pesca artesanal rudimentaria, o con la ganadería, parecen abandonadas y languidecen bajo el sol. Algún dromedario pastando, pozos y abrevaderos antiguos, fundamentales en esta tierra sin agua y casas de pescadores son la única huella humana que encontraremos.
Quizás parezca una locura ir a Marruecos en verano, pero el viajero informado sabe de las bondades climáticas de la costa atlántica. El "chergui", un viento alíseo húmedo y fresco, sopla regularmente de marzo a septiembre, provocando nieblas matinales y haciendo que las temperaturas máximas en verano no suban de 20 º. Por la tarde llega la mejor hora para disfrutar de un baño en el mar y la impresionante puesta de sol que ofrece esta costa orientada a poniente. Tras una suculenta cena preparada por nuestro cocinero, un té y una animada charla, toca abrigarse y meterse en el saco para dormir.
La ausencia de cualquier alojamiento hace necesario montar campamentos en la playa. Un grupo de dromedarios llevará todo lo necesario para los campamentos y nuestro propio equipaje, pues nosotros solo llevaremos encima lo neceario para la marcha diaria.
Una experiencia única y original que nos introducirá en paisajes solo accesibles a pie y playas de ensueño donde darnos un baño, al pausado a ritmo de la caravana de dromedarios y durmiendo bajo las estrellas.
Traslado al hotel en Marrakech y resto del día libre para visitar la ciudad.
Traslado a la población de Sidi Kaouki, situada 30 km al sur de Essaouira y a 210 km de Marrakech.
En esta población costera cargaremos nuestro equipaje en los dromedarios que nos servirán de apoyo e iniciaremos el trekking con una etapa de 10 km que nos llevará a Sidi Mbark, donde montaremos el primer campamento en un entorno muy particular, junto al río y las pequeñas cascadas que forma.
Etapa que concluye en la gran playa de Sidi Ahmed Sayh, en la que montaremos el campamento entre sus dunas.
Preciosa etapa en la que al final nos introduciremos un poco en el interior, entre árboles de Argán, pare descender de nuevo al precioso pueblo pesquero de Tafedna.
Etapa reina por su longitud y también por la variedad de paisajes que nos encontraremos. Todo un reto, sin duda, pero asequible, pues tenemos todo el día para hacerla a paso tranquilo. La pequeña cala de Imerdessen con sus casas de pescadores es uno de los lugares con más encanto del trekking.
Aunque de menor longitud, la última etapa está lejos de ser un trámite y sin duda contemplaremos con satisfacción la visión de Imsouane, final de nuestra aventura y población con un curioso ambiente hippy surfero.
Tras un merecido refrigerio viajaremos a Essaouira, donde podremos dormir en una cama y disfrutar de una ducha tras varios días.
Jornada completa dedicada a la visita de Essaouira, una ciudad que enamora por la tranquilidad que respira y los preciosos rincones que descubriremos paseando por sus calles.