La comarca cántabra del Alto Asón, conocida mundialmente por la calidad y cantidad de cuevas que alberga (más de 4.000 cavidades catalogadas) es también un referente en las vías ferrata, pues en un radio de 10 km tenemos cuatro itinerarios, con dificultades que van entre las moderadas de el Cáliz y el Risco, a la difícil ferrata de Socueva.
La inauguráción en el verano de 2019 de la flamante ferrata del río Calera ha convertido al pueblo cántabro de Ramales en todo un epicentro del turismo de aventura. Esta preciosa ferrata de grado K4 y que transcurre en parte por el cauce seco del río, es la continuación ideal de la vecina ferrata de El Cáliz (K3), con la que empezaremos el día, pues carece de pasos de verdadera dificultad y es muy divertida, con un pequeño puente nepalí.
Para los que aún tengan fuerzas, por la tarde seguiremos con la ferrata de Matienzo (El Risco, K3), situada junto a una estética cascada.
Dejamos para el domingo la ferrata más exigente del viaje, sobretodo la primera pared, que buscando sensaciones de escalada cuenta con una variante bastante aérea (K5) pero que tiene también una opción más sencilla (K4).
Comenzaremos el día enlazando las dos ferratas de Ramales, El Cáliz (K3) y la nueva ferrata del Calera (K4). Por la tarde nos desplazaremos a El Matienzo para realizar la ferrata de El Risco (K3), completando una variada jornada de ferratas.
Terminamos con esta ferrata cuyo comienzo es más difícil que su final. Efectivamente en su primera pared, la parte más vertical, encontramos dos itinerarios a elegir (K4 o K5), y luego ya la ferrata es mucho más tranquila, aunque siempre mantiene su interés y unas vistas espectaculares.
Tras la actividad iniciaremos el viaje de regreso.