Islandia es una tierra joven en constante transformación donde las fuerzas opuestas de la naturaleza, constructivas y destructivas, fuego y hielo, se entrelazan para crear una explosión paisajística tan espectacular que convierte a Islandia en un destino indispensable para todos aquellos a los que nos fascina este planeta. Paisajes salvajes, enormes glaciares, volcanes activos y una enorme variedad de fauna y flora adaptadas a las duras condiciones de las islas son algunas de las muestras que podremos observar en nuestro viaje por los rincones más bellos de Islandia.
Contra lo que se pueda pensar, Islandia es perfectamente visitable en invierno. La nieve y el frío no impiden el desarrollo normal de la vida de sus habitantes, a pesar de las pocas horas de luz del día.Las casas, hoteles, albergues, refugios, cualquier alojamiento por modesto que sea, está cuidado con esmero y otorga a sus moradores un confort y una calidez a los que no estamos acostumbrados por latitudes más meridionales. El invierno islandés ofrece entre 7 y 8 horas de luz durante el día, que aprovecharemos para realizar distintos recorridos a pie en los enclaves más espectaculares de las Regiones sur y suroeste de Islandia, a la vez que aprendemos a progresar en un medio tan hostil manteniéndonos calientes y protegidos. Nada debemos temer entonces al invierno islandés, pues basta ir bien equipados para el frío durante las sencillas caminatas que haremos por lugares que, con su ropaje invernal, aumentan su belleza.
Con un poco de suerte (casi siempre la hemos tenido) alguna de las noches podremos disfrutar del espectáculo nocturno de las auroras boreales. Todo estará a nuestro favor para presenciar este fenómeno de luminiscencia provocado por la actividad solar: el frío del invierno y la suficiente lejanía de núcleos habitados, cuya luminosidad puede obstaculizar su visión.
Antes de alojarnos realizaremos una sencilla excursión en las proximidades de la capital islandesa. La Península de Reykjaness no sólo alberga a más de la mitad de la población de la isla, sino que cuenta con alguno de los paisajes más espectaculares del Atlántico Norte.
Alojamiento en Reikjavik.
Por la mañana nos dirigiremos hacia los valles de Helliseid y de Hveragerdi, donde tras la ruta visitaremos la central geotérmica de Helliseidi. Continuaremos viaje hacia la costa, para visitar dos cascadas espectaculares que nos obsequiarán con sus saltos helados: Seljalandfoss, donde podremos caminar por detrás de su cortina de agua de 57 metros de altura, y después descubriremos Gljúfrafoss, la cascada oculta tras una cavidad rocosa escarbada por la fuerza del agua y el hielo.
Alojamiento en Hvolsvöllur.
Hoy vamos a experimentar la sensación de caminar sobre el hielo en la lengua glaciar Solheimajökull, que desciende del gran glaciar Mýrdalsjökull. A continuación visitaremos los acantilados de Basalto de Vik sobre el Atlántico Norte, majestuosas atalayas de negro basalto emergidas desde el fondo marino.
Alojamiento en Hvolsvöllur.
Tras visitar la impresionante Cascada de Skogar, con 60 metros de altura, remontaremos el cauce del río Skogar para disfrutar de este indómito entorno invernal, atemperado por su proximidad al mar y con suerte, si el tiempo nos acompaña, disfrutar de la belleza de las cascadas y saltos de agua en su recorrido hasta el Atlántico Norte.
Alojamiento en Hvolsvöllur.
Hoy acudiremos a la falla de Thingvellir, lugar donde se estableció la sede del “Alping”, el primer parlamento Islandés y donde se plasma la separación de placas entre el continente europeo y el americano. A continuación visitaremos Geysir y su inseparable Strokur, lugar donde se encuentra uno de los campos de geiséres más famosos del mundo. Acabaremos la visita con la impresionante “Gulfoss” (la cascada dorada). Por la tarde nos trasladaremos hasta la península de Snaefellsness.
Alojamiento en Snæfellsnes.
En el Parque Nacional de la Península de Snaefellsness nos aguarda el Snaefellsjökull, también conocido, gracias a Julio Verne, como "la puerta al centro de la tierra". Una cima de 1.446 m cubierta por un glaciar de estética tan hermosa que lo convierte en uno de los más famosos y pintorescos del mundo. Las formas y relieves que lo acompañan son fruto de la combinación del hielo.
Alojamiento en Snæfellsnes.
En la Península de Snaefellsness está considerada como de uno de los mejores entornos para disfrutar, si el tiempo lo permite, de las Auroras Boreales y su danza ártica. Pero además alberga uno de los tramos costeros más bellos del país donde acuden numerosos Cetáceos y Rorcuales para alimentarse, así como focas y charranes para criar en las famosas formaciones de lava solidificadas, que al entrar en contacto con el agua salada del mar originaron bellos acantilados.
Alojamiento en Reikjavik.